Amada
Mi senda es tranquila y calma,
no tiene clamores.
es suave y sencilla y sus flores
son solo doradas y blancas.
Y cuando en la noche recuesto cansada
mi espalda
en el tronco pardo de la encina
Nada
viene a turbar con sus ruidos
la paz de mi alma.
Mi senda no es bella
no tiene puentes ni arcadas,
solo pensamientos, solo calma,
nada más encuentro
cuando llega el alba,
Que mil resplandores de diamantes blancos
cubriendo mi almohada,
hecha de agujas de espino
mojadas de escarcha.
No envidio la senda llena de alabanzas
ni el ruido glorioso,
ni la luz helada
de la ciudad viva, de vidas colmada,
donde bullen cantos, sirenas,
ni el camino amplio carrera asfaltada,
donde la premura remató la calma.
No quiero gloria a los vientos lanzada
ni deseo que sepan que existo,
Eso es nada.
Para mí, mi senda es suave y... AMADA
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