17-10-1.952
Cieno y barro en la ribera,
agua quieta en el silencio de la tarde,
y el sol tamizando en las nubes su dorado,
y en el alma que agitó la primavera
solo queda la añoranza, y solo arde
la llamita del amor y de lo amado.
Es otoño, y su tristeza de amarillos
cambió el rojo, es maduro y sus fragantes
y cálidas esencias, dan un brillo
nostálgico a los besos, y el amante
se estremece, y su amor ya no es ardiente,
que es amor de ternura, amor... silente.
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