29 de Mayo de 1.990
Ahora ya lo sé, estoy parado,
y la tierra que nunca estuvo salva,
me dejó, y la cansada
mano del arador,
ya se fue, y la callada voz de la reja
ya no susurra.
Entonces ya lo fui,
y solo la raya honda de la azada,
marca sobre su plano
un duro surco,
Y la tierra fue
los cabellos de la luna
y no me dijo anda.
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