Una tarde te encontré y eras pequeña.
Una tarde te encontré y eras de cera.
Una tarde te perdí, y te encontré nueva.
Una noche que te vi eras tan bella
que me di en tu vida.
Esa noche con tu cuerpo fui yo cera,
y en mis manos fuiste piedra que cincela mi locura,
y en mi cuerpo fuiste un mundo,
y en la vela interminable de mis noches,
con la almohada de mil sueños en mi nuca,
fuiste eterna.
Ahora siempre con tu cuerpo entre mis ojos,
siempre mis manos te anhelan,
Mis dedos sienten el baile,
Mis locuras siempre tiemblan,
Y en tu boca dulce asombro,
Feliz sorpresa en tus piernas
Una sacudida,
un beso,
un suspiro
Y toda la noche en vela.
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