El tiempo clava sus dardos,
dardos de noches y días,
sobre la espalda del mundo
anunciándole sus vidas,
va plantando sus luceros,
es cuando la tarde acaba,
y se está envolviendo en sus velos.
Es cuando busco el minuto
que no pertenece al tiempo,
es el minuto de magia,
que nunca va transcurriendo,
y no acaba de pasar,
porque es un minuto eterno.
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