24-5-1952
Sangre roja de torero,
que dibujaste en la plaza
un arabesco sin miedo.
¡Brota, brota! Que en la lanza
de aquel toro, yo vi prendida
la muerte.
¡Brota roja, sangre viva!
¡Límpiale la roja herida
que su frente
tiene brillantes de angustia.
Mira que unos ojos negros
lucen fiebre, y ya se mustian
unas rosas,
en la cara de una niña